Además de limpiar el casco, nuestro profesional revisa regularmente las hélices que pueden estar dañadas o desgastadas. Puede aparecer corrosión de la hélice o depósitos de calcio blanco. Si las hélices no se inspeccionan regularmente, pueden provocar un consumo excesivo de energía para los motores. Ocurren varios problemas, como una punta rota en la hélice, una red envuelta alrededor de la quilla u otros. 

¿Cuándo reemplazar la hélice de un barco?

– Cuando la velocidad disminuye repentinamente => de hecho, una hélice dañada reduce la velocidad máxima de la embarcación. Cuanto más dañadas estén las hélices, más significativa será la reducción de la velocidad.

– Cuando su hélice tiene las palas dañadas, es fundamental revisar las hélices antes de cada salida. Si se ven arañazos, roturas o golpes en las cuchillas. Entonces es necesario realizar reparaciones sencillas si no son demasiado importantes. Si la hélice, por otro lado, se rompe gravemente, debe reemplazarse por una hélice nueva.

– Cuando la hélice tiene un diámetro incorrecto => Es importante elegir el diámetro correcto de las hélices.  Estos son parámetros muy importantes y solo el tamaño correcto garantizará una buena seguridad y una eficiencia óptima.

– Cuando el bote tiembla mientras conduce => Una hélice dañada puede hacer que su bote tiemble. Si una embarcación no funciona muy bien, es posible que las palas de la hélice estén deformadas o abolladas.

Conclusión: El agua salada tiene un efecto corrosivo en las hélices. El agua salada actúa como electrolito y, por lo tanto, daña completamente la hélice. Lo ideal es limpiar la hélice cada vez que navegues porque el agua salada contiene percebes y parásitos marinos que se depositan en la hélice.

Los ánodos : 

Los ánodos son elementos esenciales y muy importantes que deben ser monitoreados. Los ánodos de un barco son un elemento crucial. Permiten evitar la corrosión de las piezas metálicas. El ánodo es el baluarte contra la corrosión submarina. Es la mejor protección para un barco contra los efectos galvánicos en las partes metálicas presentes a bordo (base, motor, hélice, quilla, aleta, popa, pasadores, clavos…etc).  Es absolutamente necesario cambiarlos regularmente cuando están visiblemente desgastados.

¿Cuándo debemos cambiar los ánodos?

El desgaste normal de un ánodo es de entre 6 a 1 año. Los factores a menudo intervienen siguiendo la calidad del agua, los metales presentes, las fugas eléctricas… etc. Un ánodo parcialmente desgastado, se desintegra muy rápidamente. Basta con golpearlo con un martillo para que se rompa rápidamente. Para el cambio, simplemente es necesario quitar el ánodo viejo, limpiar la superficie, colocar y luego atornillar el nuevo con los tornillos provistos.

Se recomienda cambiar un ánodo cuando haya perdido el 75% de su masa.